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    Accidentes de tránsito: ¿Por qué son tan comunes en los jóvenes?

    Accidentes de tránsito: ¿Por qué son tan comunes en los jóvenes?

    Los conductores más jóvenes tienen una mayor probabilidad de tener un accidente estadísticamente, pero ¿es sólo porque son irresponsables? ¿O hay otros factores que podemos controlar?

    Si tienes un hijo o un pariente que ha aprendido a manejar recientemente es muy probable que hayas escuchado sobre como estuvieron envueltos en un accidente de tránsito: puede ser un topón con otro auto, un error de cálculo al estacionar o simplemente una distracción que provocó un pequeño accidente. También pueden estar los casos más graves, donde estuvieron involucradas alcohol, cansancio o exceso de velocidad y que pueden costar caro.

    Pero eso que has notado de una mayor cantidad de accidentes entre jóvenes está demostrado de forma estadística. En Chile, la Conaset (Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito), muestra que durante 2014, el estrato etario entre los 15 y 24 años llegó a un récord de accidentes de tránsito con más de 40 mil reportados. Además los accidentes viales son la principal causa de muerte en jóvenes entre 20 y 24 años.

    Cifras preocupantes, pero… no nos alarmemos tan rápido. Lo cierto es que, sin importar la edad, mientras menos “kilometraje” tengan las personas existe una mayor posibilidad de estar envuelto en un accidente. Estas cifras no necesariamente significan que los jóvenes chilenos sean más imprudentes, pues es una realidad en países como Nueva Zelanda o Canadá, donde los accidentes de tránsito siguen una misma curva: a menor experiencia, mayor posibilidad de estar envuelto en un accidente. 

    Entonces… ¿en natural que los jóvenes tengan muchos accidentes? Es decir, ¿tenemos que simplemente resignarnos a eso? No necesariamente. Hay muchos elementos que podemos manejar y que son buenos predictores del riesgo de chocar.

    El primero obedece a las habilidades y experiencia. Las investigaciones indican que es vital que un joven aprenda a manejar utilizando una actividad mental baja, con el fin de poder ocupar su concentración en actividades más importantes como negociar el tráfico. Es decir, mientras más y mejor entrenamiento reciban los jóvenes, menor es la posibilidad de choque, por lo que recomendamos que tengan un entrenamiento intensivo antes de empezar a manejar solos.

    El segundo obedece a la madurez de la persona. Esto se traduce en la capacidad de hacer juicios, tomar decisiones y tomar riesgos excesivos de acuerdo a la situación. En este caso, se recomienda que los padres estén atentos a estos signos de madurez que nos ayudan a saber si un joven está preparado para aprender a manejar.

    Ligado a esto está la personalidad. Existen algunas personalidades más agresivas, que buscan sensaciones o con un alto nivel de egocentrismo que son más propensas a tener accidentes. De nuevo el conocimiento de los padres es esencial. ¿Están preparados mis hijos para manejar?

    También existen otros factores: manejar de noche, el efecto de alcohol o drogas, influencia de grupos son todos elementos que influyen de forma negativa en el riesgo de un accidente. En este sentido, hay que corroborar si tu hijo tiene la capacidad de contrarrestar estos factores.

    Ante todo, manejar es una habilidad extremadamente útil y que da autonomía e independencia a los jóvenes, pero es muy importante que los papás tengan la capacidad de discernir si están realmente preparados para hacerlo. Y también, revisar si saben qué hacer en caso de un accidente: a quién llamar en caso de daños o lesiones, cómo actuar, qué medidas de seguridad tomar. Todo eso puede salvar una vida en el peor de los escenarios.

    ¿Tus hijos están preparados? ¡Tienes todas las herramientas para controlarlo!